antecedentes

En los laboratorios ciudadanos se habla mucho de la importancia de la documentación pero en la práctica se hace sin mucha dedicación y de forma más burocrática que creativa. La documentación, como venimos diciendo desde hace tiempo, puede y debe mejorar.

Propuesta de prototipado

En todo proceso de producción de conocimiento se toman muchas decisiones que cabe calificar como irracionales y que tienen que ver con asuntos como la confianza, el prestigio, el éxito, la fama, la rentabilidad, la sostenibilidad, la empatía y, en general, razones que no son lógicamente necesarias ni empíricamente irrebatibles. Los colectivos se mueven por criterios que no son fáciles de explicar. Los grupos humanos con frecuencia se encuentran ante situaciones confusas, controvertidas o inciertas de las que se puede salir sin que alguien (un jefe, un líder, un mandamás) imponga la solución. En la vida ordinaria funcionan también otras estrategias.

Las comunidades pueden optar por favorecer otras formas de relacionarse entre sí que no se resuelvan con una demostración y que reclaman una conversación. Esto implica darle valor a la capacidad de afectar y de ser afectado por los otrxs. Hablamos entonces de los afectos y de la condición afectiva que involucra toda relación humana, incluidas las que se organizan para construir conocimiento.

Nuestra propuesta se explica pronto: la documentación debe incorporar la dimensión afectiva del proceso, bien entendido que su registro es también parte de la investigación. Y no será una parte banal de la investigación, pues estamos tratando con aspectos cognitivos que históricamente han sido tratados como elementos colaterales, contingentes, caprichosos, oportunistas o tóxicos. Tales aspectos no son objetivables, por no ser comprobables ni medibles, pero eso no significa que sean particulares o subjetivos, pues pueden ser expresión de un esfuerzo colectivo para encontrar la forma de hacerlos visibles.